Hijo de un reputado maestro de obras con muchos edificios a sus espaldas, Ramón Cañas del Río es el arquitecto local más prolífico en el período que va desde la Guerra Civil hasta su retirada en 1968, compaginando además su intensa actividad profesional con la presidencia de la Diputación Provincial (1946-1958).
Obtiene el título cuando ya habían llegado a España ecos de las propuestas de renovación disciplinar surgidas en Europa después de la primera guerra mundial. Vuelca ese bagaje, que debió adquirir en la capital durante sus estudios, en la fase preliminar de su ejercicio (1929-1932) y sobre todo a partir de 1933 en asociación con Juan Torbado Franco, proyectando un nutrido número de edificios de viviendas con fachadas de neta composición expresionista.
Tras la Guerra Civil, ya en solitario, da un viraje estilístico para acomodarse al neo-historicismo imperante, tan caro a las ilusiones imperiales del franquismo. En realidad, esta mutación no fue más que un cambio superficial porque bajo un ropaje diferente se escondía la continuidad en los conceptos. Así por ejemplo, la traza del barrio de Pinilla promovido por la Obra Sindical del Hogar y firmado colegiadamente por todos los arquitectos de León en 1942 -aunque se adivina la autoría principal de Cañas- reproduce fielmente la disposición en planta del barrio racionalista de Bad-Dürremberg en Leipzig, diseñado por Alexander Klein. En esta fase, tiende, cuando las circunstancias lo permiten, hacia composiciones imponentes, de gran magnificencia como el colegio de la Asunción o la casa llamada “Ceremonias”. De todos modos, con independencia del estilo al que recurra, casi siempre lo hace con notable destreza, en un admirable ejercicio camaleónico.
Al concluir su mandato en la Diputación, da la impresión de que diera por cumplida su exitosa carrera pues claramente delegó la capacidad de decisión sobre el diseño de los proyectos en su hijo Ramón Cañas Represa que aporta una voluntad de retorno a la modernidad, anhelo dominante en las jóvenes generaciones de arquitectos de la época, con la ventaja añadida de que el contexto social y económico, aunque muy atrasado respecto de los países europeos, ofrecía un marco más propicio para la obtención de resultados globalmente coherentes que trascendieran de la simple reproducción literal y epidérmica de las formas.
El gesto y la postura de Cañas del Río en las fotografías públicas donde aparece le retratan como un personaje optimista, ufano y satisfecho de sí mismo. Un triunfador, en suma. Y no le faltaba razón.
MONUMENTO MARIANO
La historia de la construcción de este obelisco mariano refleja con elocuencia el ambiente ideológico y social que regía en León, década y media después de que terminara la Guerra Civil.
IGLESIA DE SAN CLAUDIO
El forzado encaje urbano de la iglesia de San Claudio es resultado de una operación emprendida durante la República con objeto de ordenar el extremo occidental de la calle Lancia y, al mismo tiempo, facilitar los terrenos para la construcción de un centro escolar público, denominado Gumersindo de Azcárate, d
EDIFICIO PZ. INMACULADA nº 3
EDIFICIO Pº DE LANCIA nº 3
En la segunda mitad de la década de los años 50, la arquitectura empieza a mirar en una nueva dirección. Tras quince años “de plomo”, marcados por una autarquía tétrica y asfixiante, el clasicismo neoimperial pierde la hegemonía en favor de estilos más desinhibidos que transmiten una impresión optimista.
EDIFICIO C/ PADRE ISLA nº 11
Antes de la construcción de este edificio ocupaba el solar un almacén de planta baja y uso comercial, que supuestamente habría de aprovecharse, motivo por el cual el proyecto incorpora un par de planos del mismo, bastantes detallados.
CASA CEREMONIAS
La denominación popular de este edificio, como de otros, hace alusión a motes -individuales o familiares- de sus promotores. Uno de ellos -Eduardo- fue abad de la cofradía Dulce Nombre de Jesús en 1939, un cargo muy preciado que en León otorgaba, y otorga, gran relevancia social.
EDIFICIO C/ BURGO NUEVO nº 5
Extraña pareja la compuesta por los autores de este proyecto, que nunca trabajaron conjuntamente y pertenecían a generaciones diferentes -Saínz-Ezquerra ya próximo a los 70, veinte años más viejo que Cañas del Río-, cada una imbuida de sus propios conceptos compositivos, funcionales y técnicos.
EDIFICIO C/ COLÓN nº 3
Este edificio forma parte de nutrida colección de diseños de corte moderno, con ecos expresionistas, que constituyó el signo distintivo del equipo formado por Cañas del Río y Torbado Franco en la fase inicial de sus respectivas carreras, que luego siguieron caminos diferentes, coincidiendo cronológicamente c
CASA ARRIOLA
El edificio lleva el nombre de una familia adinerada e influyente.
EDIFICIO C/ SANTA NONIA nº 6
Este proyecto tiene la inequívoca impronta de Ramón Cañas Represa y demuestra que el padre -Cañas del Río- cedió la dirección del estudio en el campo del diseño al continuador de la estirpe, recién titulado, aunque lo amparaba con su reputada firma.
COLEGIO S. JOSÉ
Este gran complejo docente, de 11.266 m2 construidos sobre una parcela de casi 15.000 m2, con una capacidad para 800 alumnos externos y 200 internos no puede entenderse si se disocia de la guerra civil, concluida 10 años atrás, y sus consecuencias entre las que destaca el otorgamiento a la iglesia católica d
COLEGIO DE LA ASUNCIÓN
Durante poco más de una década, se construyeron en León tres grandes centros educativos promovidos por congregaciones religiosas: el colegio femenino de la Asunción (1945) y los masculinos de los Maristas (1949) y de la Compañía de Jesús (1956).
COLEGIO SAGRADO CORAZÓN
Con este colegio, Cañas del Río cierra la trilogía de grandes complejos educativos promovidos por congregaciones religiosas durante el período de autarquía.
ESCUELA DE PERITOS DE MINAS
Si la minería del carbón desempeñó un papel estratégico en el desarrollo del capitalismo industrial, durante la fase autárquica del franquismo -parcialmente deliberada, parcialmente voluntaria-, esa importancia se acentuó aún más, como principal fuente de suministro energético autóctono.
IGLESIA DE S. LORENZO
En un emplazamiento discreto, que pasa desapercibido, entre la anodina trama urbana que colonizó los terrenos del arrabal agrario de San Lorenzo, se yergue la iglesia homónima, regentada por la congregación de los Carmelitas Descalzos.