Introducción
El forzado encaje urbano de la iglesia de San Claudio es resultado de una operación emprendida durante la República con objeto de ordenar el extremo occidental de la calle Lancia y, al mismo tiempo, facilitar los terrenos para la construcción de un centro escolar público, denominado Gumersindo de Azcárate, dando curso a una resolución de las Cortes Constituyentes. Con distintas modificaciones, este edificio devino luego en sede de la Facultad de Veterinaria y hoy Albéitar de la Universidad de León.
Entre el damero de manzanas que conforman el pequeño ensanche de S. Claudio y la reordenación de la calle Lancia quedó un pequeño retal que dos décadas más tarde sirvió para albergar la iglesia que ostenta el mismo nombre del barrio.
Descripción y análisis
La parcela, emplazada en el extremo de una manzana residencial, es muy pequeña (404,52 m2) y de forma irregular. Tantos condicionantes desfavorables no facilitan precisamente la inserción de una iglesia, empotrada como buenamente se pudo, sin cumplir con la orientación canónica, es decir, situando el altar a naciente.
El templo propiamente dicho tiene una planta en cruz latina de nave única, con una longitud de 21 m y 10 de luz, dotada de un coro y flanqueada por dos cortos brazos (4 m) en el crucero cuyas esquinas, al igual que en la cabecera, se achaflanan muy acertadamente, dando continuidad a los lienzos, efecto que se agradece en un recinto tan ajustado. Los intersticios entre la cruz y el contorno se aprovechan para alojar elementos complementarios: torre en la esquina NE, baptisterio, sacristía y entrada desde el entonces llamado paseo de la Lealtad.
El acceso principal -hoy condenado en la práctica-. se planteaba por los pies, en la fachada a la calle Antonio Valbuena. Un sótano alberga las instalaciones de calefacción, la carbonera adjunta y, debajo del presbiterio, una cripta para enterramientos.
El techo está a 10 m de altura y es horizontal, fingiendo un artesonado que se acompaña con una especie de cornisa, inclinada y poderosa (2 m de altura), que comparte el mismo tratamiento. Llamativamente, en la conformación del espacio interior se renuncia a la luz natural -un elemento esencial de la arquitectura religiosa- trasladando la responsabilidad a una decoración con pinturas murales de tema carmelita, obra del pintor sevillano Alfonso Fraile, que cumplen más que satisfactoriamente con ese comprometido cometido de manera muy modesta y módica.
El edificio se ejecutó con técnicas constructivas convencionales, empleados normalmente en inmuebles domésticos: Muros de carga de ladrillo forrados con un chapado de piedra imitando sillería (espesor total, 70 cm), armadura de cubierta de “hierro forjado de reboltón y hormigón de carbonilla” y forjado del coro en “ferroladrillo”, sistema que anticipaba los soluciones de viguetas y bovedillas cerámicas.
El exterior exhibe un ecléctico estilo historicista sustentado en el aplacado pétreo. La fachada principal (C/ Antonio Valbuena) tiene aspecto severo y carácter masivo, sin apenas vanos, con resabios barrocos en los elementos ornamentales. Ocupa la esquina al paseo de la Facultad una torre neoherreriana de 19 m de altura, coronada con un chapitel piramidal que se eleva hasta alcanzar en su punta los 29 m en un intento, relativamente conseguido, de denotar la singularidad icónica y funcional de la iglesia frente a los grandes edificios residenciales del frente fluvial.
Otros datos
Fecha de la licencia de obra: 23.04.1954.