CASA DE LOS MARQUESES DE LORENZANA
Allí donde hoy campan las terrazas y el jolgorio, cinco siglos atrás tenían su residencia los notables de la ciudad: nobles, funcionarios y clérigos.
Allí donde hoy campan las terrazas y el jolgorio, cinco siglos atrás tenían su residencia los notables de la ciudad: nobles, funcionarios y clérigos.
Hay edificios significados por sus propios méritos arquitectónicos, o más bien los méritos de sus proyectistas y artífices, y otros que son conocidos por su función.
Hoy no es así, pero, siglos antes, la proximidad a la colegiata de San Isidro congregaba a la nobleza local, aunque fuera de segundo rango. Inveteradamente, a los medianamente ricos les gusta vivir cerca unos de otros.
Entre 1875 y 1925, la arquitectura tuvo algo de carnaval. Edificios disfrazados de lo que no eran o edificios que se envolvían en indumentarias equívocas, propias de épocas, funciones y técnicas constructivas muy diferentes.
Junto al palacio de los Guzmanes, se erigen las partes supervivientes de otro de los grandes edificios señoriales de la Edad Moderna, conocido como palacio de Villasinda por su condición de propiedad de dicho título nobiliario, entroncado con una segunda rama de los Quiñones.
Al lado de su fachada occidental, en el arranque de la calle Cardenal Landázuri, junto a la entrada al claustro, un modesto inmueble, de elegante y severa fachada escolta a la Catedral.
A principios del siglo XX, surgió la necesidad de dotar a los servicios públicos de telegrafía y correo postal de unas sedes acordes con su creciente implantación, partiendo de un marco de orfandad tipológica.
La calle Cid que hoy vemos sería irreconocible para un viajero en el tiempo que hubiera pasado por León siglo y medio antes, pues a finales del siglo XIX se inició una profunda remodelación que supuso el sacrificio de la mayor parte de su parque inmueble histórico.
En este lugar existía una capilla erigida probablemente a finales del siglo XV, con motivo de la llegada a León de las reliquias de San Marcelo. Fue demolida en 1883 como parte de la reforma interior que dio lugar al trazado actual de la calle Ancha.
En contra del tópico firmemente arraigado entre el público general, los cascos antiguos no son inmutables sino, más bien, un palimpsesto repetidamente reescrito.