Juan de Ribero Rada

Originario de la Transmiera santanderina, como otros muchos canteros de entonces, la presencia en León de Juan de Ribero consta en 1564 como ayudante de Rodrigo Gil de Hontañón en el Palacio de Guzmanes, iniciando una actividad que le convertirá en el principal arquitecto de la ciudad durante el último tercio del siglo XVI y uno de los más importantes de toda su historia. A pesar de sus orígenes, que enraízan con la tradición gremial, Ribero es un arquitecto renancentista en el pleno sentido del término, adscrito a la escuela clasicista que en España encabezó Juan de Herrera, proyectista del Escorial. Es conocido que Ribero poseía una nutrida biblioteca para los estándares de la época, dotada de los principales tratados de los más afamados autores romanos o italianos como Vitrubio, Alberti, Serlio, Vignola o Palladio, del que tradujo para uso propio Los cuatro libros de arquitectura. El inventario de sus libros revela un horizonte intelectual abierto que alcanza materias diferentes a su disciplina como geografía, historia o literatura. Compaginó su trabajo en León con importantes proyectos en otras ciudades (Oviedo, Valladolid, Palencia, Salamanca), amparado en una práctica profesional diferente del maestro de obras, que admite la delegación de la ejecución tras la fase de concepción abstracta y posterior traza de las pautas generales del edificio. Como culminación de su ejecutoria fue nombrado maestro mayor de la catedral de Salamanca (1589), ocupación a la que se dedicó principalmente en la fase final de su carrera. Sus edificios se distinguen por dos rasgos: una composición clasicista, escueta y desornamentada así como el recurso sistemático a las fábricas de sillería, materializadas con la dorada piedra caliza dolomítica de Boñar. Además de algunas partes del palacio de los Guzmanes que cabe adscribir a su exclusiva autoría, la lista de edificios proyectados en León por Ribero revela su papel de protagonista absoluto en el campo de la arquitectura durante un período histórico trascendental, de intensa actividad constructora. Fuera de León proyectó la Colegiata de los jesuitas en Villagarcía de Campos (1572), los monasterios de las Huelgas Reales (1581) y de Santa María la Real (1583) en Valladolid, distintos edificios religiosos en Salamanca, Madrigal de las Altas Torres o Ciudad Rodrigo e incluso dos puentes en Palencia y Valladolid respectivamente. Tan intensa actividad no le reportó precisamente una situación económica desahogada. Al morir, las deudas superaban con creces al valor de sus bienes, en una ejemplificación muy elocuente de los riesgos que comportaba el ejercicio de la profesión de arquitecto que entonces llevaba incorporada la función de contratista de las obras proyectadas.