Ovetense, hijo del homónimo pintor decimonónico, originario de Pajares, y sobrino del filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal. Dos años después de titularse obtuvo plaza de arquitecto en el Banco de España (1921).
Entre 1937 y 1940 desempeñó el puesto de Comisario del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, como integrante del grupo de intelectuales afines a los sublevados que asumieron la responsabilidad en ese bando de la conservación del patrimonio histórico. A partir de entonces (1941-1975) ejerce de Arquitecto Conservador de Monumentos de la Primera Zona que incluía las provincias gallegas, Asturias, León y Zamora, integrando el grupo de los denominados "siete magníficos" o arquitectos de la Dirección General de Bellas Artes que monopolizaron la restauración monumental durante el franquismo. Personaje relevante, ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (1956) y fue condecorado con la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio (1966).
Fiel a las tendencias ideológicas del régimen, Menéndez-Pidal ejerció la restauración con un concepto autárquico, poco permeable a influencias extranjeras, basado en el empleo del lenguaje estilístico propio de la fase principal del monumento aunque recurriendo en su materialización práctica a técnicas constructivas modernas, camufladas bajo un ropaje venerable. Promovió sistemáticamente el picado de los revestimientos, como revocos y enlucidos, con la intención de exhibir los muros bajo un principio de realismo constructivo sin precedentes históricos.
No hay monumento en la provincia de León que no exhiba la impronta de Menéndez-Pidal aunque en general pase desapercibida al profano, desde Peñalba de Santiago a Sahagún, pasando por Astorga, León o San Miguel de Escalada. En Asturias intervino decisivamente en las dos principales referencias simbólicas y religiosas de la región: el Santuario de la Virgen de Covadonga y la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.
Ejercía la función que tenía encomendada con autoridad incontestable, incluso ante el General Franco que, como todo buen dictador, padecía una vocación frustrada de arquitecto. Un testigo relata el siguiente diálogo entre ambos -de edad y aspecto físico similar- con motivo de una visita a las obras en la cueva de “la Santina”:
- Esto, ¿no podría hacerse de otro modo?
- Esto, mi general, ¿es una opinión o una orden?
- No, no, sólo una opinión.
- Bueno, entonces será lo que yo diga.
Aquel que tenga la oportunidad de acceder al interior de la Colegiata de Santa María de Arbas, en la vertiente leonesa del Puerto de Pajares verá en una nave lateral un modesto sepulcro donde reza la inscripción "Salva a su alma de la perdición, como él salvó a esta iglesia de la ruina". Allí está inhumado Luis Menéndez-Pidal que, como sugiere el epitafio, dirigió la restauración del edificio.
CATEDRAL DE SANTA MARÍA DE REGLA
En la semblanza de Antonio Gaudí, incluida en su libro “Homenots, primera sèrie”, Josep Pla pinta en 1958 una optimista estampa de la ciudad de León. Pero a la vez destaca la paradoja en la que está sumida, atenazada por el poderío asfixiante del icono que secularmente la ha representado:
COLEGIATA DE SAN ISIDORO
La Colegiata de San Isidoro es un enorme complejo que ocupa el extremo septentrional del lado oeste del recinto amurallado, con una extensión aproximada de 9.150 m2.