Con origen familiar en Colindres (Cantabria), en 1914 obtiene la plaza de arquitecto municipal de León, que ostentó durante 39 años, hasta su jubilación (1953). Esta circunstancia no fue óbice para que proyectara en la ciudad un buen número de edificios promovidos por particulares pues ese puesto, sorprendentemente para los estándares deontológicos actuales, no estaba sometido entonces a ningún régimen de incompatibilidad.
Aunque desarrolló la totalidad de su carrera en el siglo XX, Sáinz-Ezquerra es un arquitecto decimonónico por formación y práctica profesional, que transitó por el repertorio habitual de esa escuela, es decir, el eclecticismo y toda clase de recreaciones historicistas. Rindió a su mejor nivel en los proyectos de “chalets”, casa unifamiliares de postín que familias acaudaladas levantaron durante el primer tercio del siglo XX, sacrificadas en su práctica totalidad cuando el Ensanche se colmató entre los años 60 y 70.
De sus proyectos municipales destaca, por su notoriedad pública, el cementerio de Puente Castro (1928) y la capilla neogótica que lo preside.
EDIFICIO Pº FACULTAD nº 3 Y 5
Aunque hoy parezca insólito, cuando se proyecta este edificio los arquitectos municipales no eran incompatibles para trabajar en el término municipal donde desempeñaban esa función.
EDIFICIO C/ BURGO NUEVO nº 5
Extraña pareja la compuesta por los autores de este proyecto, que nunca trabajaron conjuntamente y pertenecían a generaciones diferentes -Saínz-Ezquerra ya próximo a los 70, veinte años más viejo que Cañas del Río-, cada una imbuida de sus propios conceptos compositivos, funcionales y técnicos.
CASAS BARATAS
Aunque la industrialización se hizo de rogar en España, y más en León, donde todavía se la espera, los cambios sociales y económicos operados durante la segunda mitad del siglo XIX propulsaron un fenómeno migratorio de tal modo que entre 1860 y 1900 la población de la ciudad se incrementó un 58%, y los 15.58
CEMENTERIO MUNICIPAL
La norma de enterrar a los muertos en recintos dedicados exclusivamente a este fin es relativamente reciente, de principios del siglo XIX, implantada por la administración napoleónica. Hasta entonces se inhumaba dentro de las iglesias o en torno a ellas.