Efrén García Fernández

Natural de Mieres, al título de arquitecto añadió en 1956 el de técnico urbanista por el Instituto de Estudios de Administración Local (IEAL). Ejerció principalmente como funcionario, primero en la delegación de Hacienda de León (1953), luego en la de Asturias (1971), para acabar en la jefatura de urbanismo de la Diputación de Oviedo y sus posteriores derivados autonómicos.
Como urbanista redactó los Planes Generales de León (1957) y de Villablino (1959), el Plan Parcial del recinto amurallado de Lugo (1963) y numerosos estudios de ordenación territorial de concejos asturianos, además de la modélica propuesta para la rehabilitación integrada de la villa marina de Cudillero.
Fue un dibujante magistral e infatigable, por no decir compulsivo, que documentó exhaustivamente toda la arquitectura tradicional que se le ponía a tiro, principalmente de Asturias y León por razones de proximidad, mediante la técnica del apunte a línea o la acuarela. En este campo es, sin lugar a dudas, el estudioso español más importante del siglo XX, con numerosas exposiciones y libros a sus espaldas entre los que destacan el inacabado proyecto de “La España dibujada” (1972), conjuntamente con su hermano José Luis, también arquitecto, y “El Camino Real del Puerto de la Mesa”, al que se sumó la bióloga Carmen Fernández B. de Quirós para componer en la temprana fecha de 1976 un estudio absolutamente innovador por su alcance territorial y el enfoque holístico y multidisciplinar.
En la faceta de arquitecto proyectista, Efrén García tiene una obra irregular, con algunos edificios brillantes, como el Polideportivo Municipal de León, y otros menos memorables.
Hombre de carácter difícil y tendencias ascéticas, aficionado a la caminata y el montañismo,  protagonizó una insólita -y hoy prohibidísima- navegación en balsa neumática de Caín a Camarmeña por el canal hidráulico paralelo al río Cares (1960). A los pies de la Peña Ubiña, por la vertiente asturiana, proyectó el refugio de montaña del Meicín.
Murió a los 79 años, con las botas puestas, cuando volvía andando a su casa, tras recorrer y dibujar un tramo del trayecto histórico entre Mieres y Oviedo.