Entre 1880 y el final de siglo combinó el ejercicio profesional y la política, poniendo ambas facetas, sin demasiados escrúpulos, al servicio de sus auténticas y principales ocupaciones: empresario y propietario de suelo. Entre sus labores como arquitecto destaca el informe que emitió en 1881 por encargo de la Diputación de León, que había adquirido el Palacio de los Guzmanes, sobre las opciones de rehabilitación del edificio para acondicionarlo como sede de la institución.
De modo intermitente (1892-1897) fue arquitecto municipal de León protagonizando constantes conflictos y enfrentamientos que se saldaron con una convocatoria para proveer al plaza, claramente diseñada con el propósito de excluirle. En ese puesto le correspondió informar sobre el proyecto de Ensanche de la ciudad, que dictaminó negativamente.
Con alguna excepción, como un accidentado proyecto para la casa consistorial de La Bañeza, a partir del siglo XX se centró en los negocios, principalmente la fabricación y venta de productos de hierro fundido, que le reportaron una posición económica todavía más boyante.
Este currículo explica lo exiguo de su obra arquitectónica, que se cuenta con los dedos de una mano y se formaliza a través de los patrones estilísticos decimonónicos, a caballo entre la profusión ornamental y el historicismo.
COLEGIO NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
Entre 1875 y 1925, la arquitectura tuvo algo de carnaval. Edificios disfrazados de lo que no eran o edificios que se envolvían en indumentarias equívocas, propias de épocas, funciones y técnicas constructivas muy diferentes.