A mediados de los años 60 del siglo XX empieza a ejercer en León un equipo radicado en Madrid e integrado por Andrés García Quijada, José Miguel de Prada Poole y el leonés Alberto Muñiz Sánchez. Este trío trabajó intensamente en la periferia meridional de la capital de España, Fuenlabrada y Leganés principalmente, como proyectistas de viviendas en las ciudades dormitorio donde se asentó el aluvión migratorio que abandonaba el mundo rural. Actividad tan lucrativa les permitió simultanearla con proyectos e inclinaciones personales, materializadas en iniciativas singulares que hoy perviven.
José Miguel de Prada es el introductor en España de lo que entonces se denominaba arquitectura neumática, es decir, la construcción de edificios con membranas que se tensan o se hinchan (hoy arquitectura textil en mala traducción literal de la expresión inglesa). De 1968 a 1975 de Prada proyectó más de media docena de instalaciones entre las que destacan el Hielotrón de Sevilla (1975), galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura, y la pretenciosamente bautizada como Instant City (1971), que se montó en la cala de San Miguel de Ibiza con objeto de albergar un congreso internacional sobre diseño industrial. La idea, hija de una propuesta para una ciudad de vacaciones estacionalmente itinerante, se materializó de modo muy precario con la única ayuda de pala manual para excavar la zanja de anclaje, rotulador para dibujar, cinta métrica, tijeras y una grapadora por equipo de trabajo. Con tan escaso utillaje, el pabellón de plástico fue montado en dos semanas, cumplió su función durante siete días y se desmanteló en otros dos. Con bastantes más medios técnicos y económicos, Prada proyectó la marquesina entoldada del Palenque en la Expo´92 de Sevilla.
Ideológicamente este equipo puede encuadrarse en la contracultura de los sesenta como demuestran los principios libertarios que regulan el funcionamiento de la Ciudad de los Muchachos o el cariz alternativo de la Instant City en una Ibiza que comenzaba a despuntar como referencia del movimiento hippy. En el ámbito disciplinar manejan el repertorio de las tendencias que entonces prevalecían, principalmente el brutalismo y el metabolismo. Brutalismo -de nuevo mala traducción literal- es un término acuñado por el pensador británico Rayner Banham a partir del uso del hormigón “brût” por parte de Corbusier. Se caracteriza por la exhibición desnuda de materiales que hasta entonces cumplían su cometido, generalmente estructural, detrás de un ropaje decorativo. El metabolismo es de raíz japonesa y preconizaba un crecimiento similar al orgánico en forma de grandes estructuras flexibles y extensibles que se adaptan a las necesidades de una sociedad masificada.
Prada fue profesor de la ETSA de Madrid (Universidad Politécnica) hasta llegar a la edad de jubilación. Sus textos docentes emanan una sabiduría apabullante de índole general y en particular sobre geometría, una materia esencial en la conformación de los volúmenes evolutivos propios del metabolismo a base de mallas espaciales poliédricas.
Este historial tan meritorio no fue óbice para que, durante su trayectoria leonesa, este equipo aplicara una lectura muy particular de las ordenanzas urbanísticas -texto normativo anticuado e indefinido- con el propósito de obtener un rendimiento inmobiliario exhaustivo, que a veces, colisiona con requisitos mínimos de habitabilidad o seguridad.
EDIFICIO JARDÍN
EDIFICIO PICOS
En contra de la pauta habitual, el nombre del edifico no es un mote anónimo sino la denominación que los propios arquitectos le impusieron, adelantándose a un más que probable bautizo popular.
EDIFICIO PZ. CORTES LEONESAS nº 4
Este edificio se construyó simultáneamente con el edificio Picos, compartiendo arquitectos, promotor y una parcela interna de la manzana sobre la que ambos vierten luces.