Introducción
El Instituto Nacional de Tecnología de la Comunicación (INTECO), hoy Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), se instituyó en 2006 como una sociedad mercantil de la administración general del Estado bajo el gobierno presidido por José Luis. Rodríguez Zapatero. Su sede se radicó en León, decisión obviamente condicionada por las querencias del que mandaba, aunque también puede interpretarse como parte de una tímida e insuficiente política de desconcentración bajo la premisa de que España no es sólo Madrid.
Para adjudicar el contrato del proyecto del edificio se convocó un concurso que fue ganado por un equipo, constituido para la ocasión, por cuatro arquitectos radicados en Barcelona.
En una primera versión del proyecto, que se presentó en el Ayuntamiento para la solicitud de la licencia, el estacionamiento de vehículos se alojaba en dos playas de 52 y 49 plazas, respectivamente, en planta baja y al aire libre, aunque dentro del recinto del edificio. Enseguida se presentó una segunda y definitiva entrega con un sótano ocupando la totalidad de la parcela y destinado principalmente a garaje con una capacidad para 119 vehículos.
Descripción y análisis
El proyecto partía de una premisa esencial consistente en que no agotaban, ni mucho menos, los 14.800 m2 construidos que la parcela tenía asignados como edificabilidad permitida. Sólo se consumieron 5.540 m2 con la perspectiva de posteriores ampliaciones a medida que fuera creciendo la entidad. Bajo ese condicionante, el proyecto propuso la fragmentación del edificio en 4 volúmenes, a saber, un zócalo en planta baja y encima de ésta, sobrevolándola tres cuerpos, uno central y otros dos en los extremos.
En la primera fase, que con el paso del tiempo se le puesto cara de definitiva, se levantó el zócalo y el cuerpo superior central. El zócalo agrupa la parte del programa funcional de carácter más público como salas de actos, prensa, reuniones y espera, teniendo en cuenta que se trata de un un edificio sometido a acceso controlado.
El perímetro de la parcela está cerrado con una inexpresiva tapia de piezas prefabricadas de hormigón que velan lo que hay al interior. En los extremos, sendos patios, el septentrional muy descuidado, esperan la erección de las siguientes fases.
El cuerpo superior tiene planta rectangular de 46,8 m de largo por 17,54 de ancho. Internamente se estructura con una columna vertebral de escaleras, ascensores, aseos e instalaciones y un anillo perimétrico como zona de trabajo adjunta a las fachadas, compartimentada en forma de oficina-paisaje, algunos despachos y salas “modulares”.
Los arquitectos pretendieron conferir a este volumen un carácter etéreo, abstracto y lacónico, mediante el empleo de varios recursos:
- El escamoteo de su entronque con el zócalo.
- La prolongación en un vuelo muy pronunciado del frente, que mira hacia la calle José Aguado, cobijando debajo el porche de acceso.
- La conformación de las cuatro fachadas, con un cerramiento ligero en aluminio a base de franjas alternas, opacas y transparentes, que se envuelven con una segunda piel formada con una malla tersa de chapa perforada de cobre o latón, que el envejecimiento había de dar un color ambarino. En medio queda un pasillo anular de mantenimiento.
Lo cierto es que la mencionada malla nunca llegó a estar tensa, dando un aspecto bastante menos lucido del pretendido. Probablemente filtraba excesivamente la luz natural, aparte de que llama la atención que las cuatro caras, cada una con orientaciones muy diferentes en lo que respecta a la incidencia de la radiación solar, recibieran el mismo tratamiento.
Sea por una u otra causa, se acabó por desmantelar ese envoltorio. El problema es que el edificio ha quedado desnudo, o en paños menores, exhibiendo sus vergüenzas porque los cerramientos que ahora sirven de fachadas no se diseñaron para tal fin y ofrecen un aspecto entre desaliñado y ortopédico. Para devolverle la dignidad, habría que restituir esa segunda piel, tal vez diferente, aunque recuperando la voluntad abstracta del proyecto. Un muy interesante ejercicio de arquitectura.