EDIFICIO GRAN VÍA DE S. MARCOS nº 30

Promotor/es: 
Florentino Rodríguez
Aparejador/es: 
Rutilio Fernández LLamazares
Fecha del proyecto: 
1950
Presupuesto: 
2.500.000 ptas
Gran Vía de san Marcos nº 30
C/ Lucas de Tuy
EDIFICIO GRAN VÍA DE S. MARCOS nº 30
Fachada al chaflán
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Descripción y análisis

La parcela tiene el tamaño (546 m2) y la forma estándar de las intersecciones en esta zona del Ensanche, con un frente de fachada al chaflán de 16,7 m y dos laterales de 13.
El edificio levanta 7 plantas sobre rasante, más un ático, y se dedica en su totalidad a uso residencial salvo los locales comerciales.
Estos solares en esquina plantean un problema geométrico de descompensación entre las respectivas longitudes de las fachadas -principal y trasera- pues la de esta última es mucho menor. Entre las soluciones posibles aquí se opta por un edificio profundo, de cinco crujías en las alas, horadadas por sendos patios de luces, y un entrante en el eje del chaflán que aumenta el desarrollo de la fachada de atrás reduciendo en este punto el fondo a tres crujías. A partir de este esquema, la planta tipo tiene una capacidad de 4 viviendas, organizada con una estricta simetría tomando como eje la mediatriz del chaflán donde se sitúa una amplia caja de escalera. Esta disposición rinde un resultado desigual pues las dos viviendas centrales gozan de una distribución compacta, mientras que en las laterales un inacabable pasillo comunica la sucesión de dependencias, volcadas principalmente hacia el patio de luces.
Las viviendas son grandes, de 5 o 6 estancias habitables, y se organizan con base a cuatro premisas básicas: las habitaciones principales en la crujía delantera, todas con superficie similar y sin una caracterización funcional precisa; cocina, baño y retrete agrupados en torno al patio de luces; las superficies restantes para habitaciones secundarias y, finalmente, las zonas interiores se aprovechan con cuartos de almacenamiento.
En su imagen, el edificio se mantiene fiel al neoclasicismo de posguerra, que daba ya sus últimos coletazos. Coopera a ese aire monumental la generosa altura libre de la planta baja que conforma junto con la planta primera un poderoso zócalo a partir del cual arrancan tres cuerpos en vuelo, uno por fachada, cuya altura -tres plantas, los laterales y cuatro el central- refuerza la simetría del conjunto y la importancia jerárquica del chaflán. La mayor parte de los paramentos están acabados con un revoco que imita colores y texturas pétreas -técnica desgraciadamente perdida- con el contrapunto de paños de cerámica roja, reservados para singularizar la planta que hace las funciones de cornisa.
Frontispicios y guardapolvos enfatizan los huecos de la planta segunda con un puro sentido ornamental y en cierto modo equívoco pues ese nivel no es diferente de los otros. Llama la atención que el programa decorativo no alcance a la puerta de acceso al edificio, que en esta clase de residencias burguesas suele ser un elemento destinado a transmitir la categoría social de sus habitantes.
Comparando el edificio con el proyecto se detecta que el ático creció una planta que remata el eje de simetría de la fachada con una serie de cuatro ventanucos en arco de medio punto. Disciplina urbanística aparte, esta ganancia resulta muy favorable desde el punto de vista compositivo, pues acentúa la verticalidad y el empaque de un edificio, que por su posición conspicua, está destinado a jugar un papel relevante en la escena urbana.