CASA DE D. VALENTÍN

Promotor/es: 
Valentín Gutiérrez
Fecha del proyecto: 
1923
Avda. de Palencia nº 2-4
CASA DE D. VALENTÍN
Fachadas
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Introducción

La iniciativa de construir un edificio residencial en la prolongación de Ordoño II, al otro lado del Bernesga, junto al puente que lo salva, era a comienzos de la tercera década del siglo XX una  apuesta inmobiliaria novedosa, y por lo tanto arriesgada, pues se localizaba en una zona de la ciudad desarrollada al socaire del ferrocarril y compuesta principalmente de instalaciones fabriles y vivienda obrera.
El solar, de 2.027 m2, fue subastado por el Ayuntamiento, que a su vez lo había conformado tras proceder al encauzamiento del río y formalizar en 1913 un deslinde con la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España.
Sobre el mismo se proponía la construcción de dos edificios adosados entre sí. El delantero, compuesto de sótano y cuatro plantas sobre rasante, destinado a hotel, bautizado con el nombre de Términus, poco concordante con el carácter de la estación. El trasero y principal -al menos por el tamaño- de infravivienda de alquiler, al que se accedía por un callejón particular dispuesto en el lado occidental del solar, que todavía hoy subsiste.
Esta dicotomía, entre hotel de lujo y vivienda obrera muestra de forma expresiva el carácter ambiguo y complejo de las áreas ferroviarias.
Afortunadamente, el edificio trasero no se construyó pues consistía en una abigarrada colmena de viviendas con una tupida compartimentación y dimensiones ínfimas: habitaciones con anchuras entre 2,1 y 2,3 m; salones de 3,1 x 3,3 m; angostos pasillos de hasta 14 m de largo y patios de luces, por no llamarlos pozos, de 2,5 x 4,0 m o, incluso, 2,25 x 2,6 m.
Estas promociones proliferaron entre 1920 y la Guerra Civil al amparo de distintas medidas adoptadas por la Dictadura de Primo de Rivera o la República, como la llamada Ley Salmón, con el propósito de reactivar la economía y dotar de vivienda a sectores sociales de escasos recursos, a costa de tolerar unos estándares de habitabilidad rayando en lo penitenciario.

Descripción y análisis

Del edificio delantero, el único a la postre construido, puede decirse que cualquier parecido entre el proyecto y la realidad es pura coincidencia. Cambió el uso -de hotel a vivienda- y, por lo tanto, la distribución interior, la composición de los alzados y la altura, compuesta finalmente de baja, entresuelo, 5 plantas -la última retranqueada- y cubierta amansardada.
Se inauguró en 1929 con un hotel, llamado “del Norte” ocupando una pequeña parte del edificio y que  dejó su impronta en el portal de entrada, situada en la esquina que mira al puente, pues se conservan los vanos que daban acceso a la oficina y sala-escritorio del mismo. Finalmente todo el inmueble se destinó a vivienda de alto standing en renta.
Estilísticamente “está inspirado en el estilo cosmopolita de los grandes hoteles madrileños” (F. J. González) que a su vez tienen una genealogía británica. A modo de ejemplo, en la escueta memoria de proyecto se dice que “en el resto de los sótanos se empleará la iluminación por luceras con baldosas de cristal sancionadas por la práctica y empleadas en la mayoría de los edificios de la Gran Vía de Madrid”, comentario que ilustra muy bien ese sentimiento admirativo hacia lo proveniente de la capital del Estado, tan pequeño burgués como arraigado en las ciudades de provincias.
En la línea de la mayor parte de los edificios de Javier Sanz, sus fachadas son muy poderosas y extraordinariamente bien compuestas, en este caso con una disposición eminentemente vertical que soporta con eficacia una posición conspicua, patente desde puntos de vista muy lejanos, pero a la vez ofrece un grado de detalle a la escala de la percepción próxima.
Por lo visto, la cimentación del edificio no fue fácil, dado su emplazamiento en terrenos de aluvión, lo que obligó al empleo de pilotes de madera de roble y grandes zapatas de hormigón. El proyecto mencionaba pilares de hormigón pero en la realidad se ejecutaron con perfiles de acero conectados con roblones. Las viguetas de los forjados son del mismo material revelando una factura técnica de cariz conservador porque coetáneamente la casa Roldán, en la plaza de Santo Domingo, estaba construyéndose con el novedosos sistema de pilares, vigas y forjados de hormigón armado.
Los acabados interiores son suntuosos, destacando las primorosas molduras de los techos de escayola. Acorde con la voluntad de promoción inmobiliaria de categoría, el edificio fue uno de los primeros de León en disponer de ascensor.
Durante la guerra se le asignó fines defensivos por disponer de un sólido sótano, capaz de ser resistir el bombardeo aéreo. No resultó tan duradera la cubierta que, arrasada en 1993 por un incendio, fue reconstruida fielmente.
Salvo la sustitución de ventanas de madera por otras de aluminio, las fachadas presentan un estado de conservación más que aceptable, rasgo que habla elogiosamente del proyectista, de los constructores y de la comunidad de propietarios que ha gestionado la ya dilatada vida de este inmueble concebido para no pasar desapercibido.

Bibliografía

E. ALGORRI GARCÍA; R. CAÑAS APARICIO; F. J. GONZÁLEZ PÉREZ: León. Casco antiguo y Ensanche. Guía de arquitectura, Colegio Oficial de Arquitectos de León, León, 2000, pp. 138-139.

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Hoy por hoy León (20.02.2020)