Introducción
Este edificio se construyó simultáneamente con el edificio Picos, compartiendo arquitectos, promotor y una parcela interna de la manzana sobre la que ambos vierten luces.
Descripción y análisis
La parcela es pequeña (240 m2), de forma rectangular con 13 m de frente de fachada. El edificio la ocupa en su totalidad, menos un patio de luces central de 5,30 x 5,30 m2, siguiendo las pautas canónicas del Ensanche, es decir, entre medianeras y con un fondo muy profundo.
En vertical consta de sótano (sin uso concreto en el proyecto), baja, 8 plantas tipo de dos viviendas iguales con una superficie útil de 93,92 m2, dos áticos que albergan otras cuatro viviendas y encima del todo la de portero. Este modo de coronación del edificio en retranqueos sucesivos a 45º desde la cornisa es característico de los autores del proyecto, al igual que el esquema distributivo de las viviendas, compuesto de tres zonas: “de día”, desglosada en dos estancias de comedor y estar respectivamente en la crujía delantera; de servicio -cocina con dormitorio de servidumbre y aseo adjunto- en la franja central en torno al patio de luces; “de noche” en las crujías traseras con tres dormitorios y un baño que eluden la forma rectangular en una disposición atípica que, al menos a simple vista, no reporta ninguna ventaja. Hilvana este programa funcional un largo, estrecho y oscuro pasillo.
El alzado tiene una composición vertical y simétrica a base de cuatro columnas de elementos volados, dos balcones y dos galerías acristaladas únicamente en el lado frontal cuya carpintería de aluminio anodizado va sobrepuesta al paño del cerramiento. En la imagen juega un papel determinante el acabado con plaqueta gresificada de color oscuro que ha respondido muy satisfactoriamente al desafío de la adherencia en un clima continental, si bien es verdad que la orientación norte ayuda. El tono general de la fachada, algo lúgubre, se redime hasta cierto punto, no del todo satisfactorio, con una nota de vivo color anaranjado en los antepechos opacos de las galerías.
Interiormente destaca la angustiosa estrechez de la escalera que no llega a los escasos 85 cm previstos en el proyecto en una clara demostración del nulo rigor aplicado al cumplimiento de los parámetros urbanísticos vigentes entonces, ya de por sí indeterminados y propicios a la interpretación abusiva.
En otros edificios como los llamados “Picos” o “Jardín” este equipo de arquitectos compensó la avidez en el aprovechamiento inmobiliario con fachadas que enriquecen el paisaje urbano. Desgraciadamente, este no es el caso.