Introducción
Este edificio tal vez sea el único de vivienda colectiva construido en León con auténticos estándares de lujo durante la segunda mitad del siglo XX. Fue promovido por un grupo de gente con posibles, encabezada por una conocida familia de arquitectos, que acertadamente prefirió garantizarse sin intermediarios la calidad de su vivienda.
El desarrollo de la iniciativa no estuvo exento de conflictos pues fue objeto de un expediente de infracción urbanística por exceso de altura -27 m frente a los 17,25 autorizables- en la calle Modesto Lafuente. Sagazmente los promotores se acogieron a un error en la redacción literal de la licencia para forzar la rectificación del Ayuntamiento. Argucias jurídicas aparte, también se barajaron otras razones más convincentes desde el punto de vista urbanístico como la conveniencia de tapar las enormes medianeras del edificio Jardín (Pº de la Facultad nº 7), construido tres años antes.
Después de un complejo y largo trámite, se anularon tanto el decreto del Alcalde ordenando la demolición parcial como la propia licencia. Y en eso quedó todo, al menos en la documentación administrativa municipal.
Descripción y análisis
La parcela es un triángulo rectángulo con uno de sus vértices agudos achaflanado. Tiene una superficie de 405 m2 y un largo desarrollo de fachada que totaliza 55 m en tres tramos, todos ellos con orientaciones soleadas, de SE a poniente. En suma, un solar magnífico, emplazado en el frente urbano que mira al Bernesga abarcando una perspectiva panorámica enorme.
La edificación deja libre un patio de luces de forma alargada y 5 m de ancho que se asoma a la calle, velado tras una celosía de lamas metálicas horizontales.
En vertical consta de dos sótanos para garaje y servicios generales, baja con el portal y locales comerciales, principal que alberga oficinas y una vivienda, 7 plantas tipo de vivienda única con una superficie útil de 285 m2, más otras dos viviendas menores en sendos áticos escalonados. El proyecto preveía dos pequeñas piscinas y un solario arriba del todo, que no se ejecutaron.
Las viviendas son magníficas, compartimentadas en tres zonas. La de día, compuesta de salón-comedor y una sala adjunta totaliza casi 70 m2 útiles, mirando hacia el río con una terraza de por medio. La zona de noche, en la fachada a la calle Modesto Lafuente, consta de 5 dormitorios entre 20 y 12 m2 y tres baños completos. Por último, la cocina, acompañada de oficio, lavadero, habitación de servicio, aseo y tendedero, vertiendo luces el patio.
Los alzados están resueltos con un lenguaje abstracto, de tendencia neoplasticista, como sintaxis de distintas series de elementos autónomos. Sobre la pauta definida por las líneas de los forjados se recortan las terrazas y las columnas de vanos -de suelo a techo-, fragmentado los macizos en paños aislados, ligeramente resaltados. A esta retícula se superponen unas franjas horizontales formadas por las robustas barandillas y los gráciles antepechos opacos de las terrazas. En el chaflán, el plano de contacto entre zonas de día y noche se hace patente con un montante de arriba a abajo que rompe la continuidad de los forjados para desempeñar un papel de contrapunto vertical. Parasoles móviles confieren a la fachada una imagen dinámica, derivada del uso discrecional de estos elementos por parte de cada vecino. En el proyecto se preveía el empleo de revestimientos con “material vitrificado”que se sustituyó por aplacados de granito pulido en dos colores.
En la construcción se utilizaron técnicas poco habituales en el parque residencial, como pilares de perfiles de acero laminado y forjados bidireccionales de hormigón armado dotados de una lámina flotante contra el ruido de impacto. Como no podía de ser de otro modo por el carácter de la promoción, no se escatimó en la calidad de los materiales, hecho que sin lugar a dudas guarda relación directa con el magnífico estado de conservación del edificio, demostrativo por otra parte de que también en la edificación “lo caro a la larga sale barato”.