EDIFICIO C/ COLÓN nº 22

Arquitecto/s: 
Promotor/es: 
Cooperativa “José Mª Martínez Ladreda”
Aparejador/es: 
José A. Zabala López
Fecha del proyecto: 
1958
C/ Colón nº 22
EDIFICIO C/ COLÓN nº 22
Fachada al chaflán
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Introducción

En su gestión, este edificio testimonia algunos aspectos sociológicos muy esclarecedores sobre el franquismo. Su promoción corrió a cargo de una cooperativa integrada por cinco funcionarios del Instituto Nacional de Previsión, y presidida por su Director Provincial, que acogiéndose a las ayudas para casas de renta limitada se construyeron sus respectivas viviendas con un nivel de calidad “de medio lujo”, tal como reseña abiertamente la memoria del proyecto.

Descripción y análisis

La parcela es relativamente pequeña (170,50 m2) y tiene forma de rectángulo, de 15,0 x 13,0 m, con una esquina achaflanada en la intersección de las dos calles. El edificio ocupa 151 m2, dejando libre un patio de luces en el extremo opuesto al chaflán.
En vertical se compone de sótano para la calefacción central y carboneras, planta baja de locales comerciales, entreplanta de oficinas, cinco viviendas, una por planta completa con una generosa altura libre de 3 metros, y la vivienda del portero en un ático retranqueado.
La distribución en planta es aproximadamente simétrica respecto de la mediatriz del chaflán. La escalera, de tres tramos y ascensor en el ojo, ocupa una posición central y la vivienda se organiza en torno a ella siguiendo un esquema muy común en la época, consistente en compartimentar la crujía exterior en una serie de estancias habitables -6 en este caso- de superficies parecidas, entre 10 y 15 m2, mientas que al patio trasero vierten el baño, un pequeño dormitorio de servicio y la cocina, complementada con una terraza tendedero. A su vez, un aseo interno se ventila a través de un patinejo, como era habitual antes de la popularización de los llamados “shunt”.
La fachada, absolutamente convencional, está bien proporcionada y exhibe un repertorio casi completo de los acabados prestigiosos a finales de los años 50: revoco pétreo -técnica desgraciadamente olvidada-, aplacado cerámico que imita el ladrillo a cara vista y un revestimiento de teselas vidriadas de color verde en las terrazas que, afortunadamente, no se han cerrado. La estampa global se enriquece considerablemente con un mosaico polícromo de motivos abstractos situado en la entreplanta, sobre el portal, en una clara demostración de la capacidad de las artes plásticas para significar la arquitectura, incluso en un modesto inmueble residencial del siglo XX.
En su constitución material también se repite el carácter estereotipado del edificio con pilares, vigas y jácenas de hormigón armado, forjado cerámico del tipo “Río” y escalera de bóveda catalana con doble rosca -otro estupendo procedimiento constructivo que se ha perdido-. Resulta llamativa la asignación de los tipos de ventana, reservando las de madera de castaño para el patio de luces mientras que en la fachada se emplean perfiles de acero laminado en frío. El paso del tiempo ha puesto de manifiesto una vez más que en edificación la moda no equivale a calidad aunque se hubiera agradecido que las nuevas ventanas de aluminio lacado, sustitutas de las originales, fueran más gráciles y de un color más neutro.

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Hoy por hoy León (07.03.2019)