CASA GOYO

Promotor/es: 
Gregorio Fernández
Fecha del proyecto: 
1920
Avda Padre Isla nº 2
Pz Santo Domingo y C/ Ramón y Cajal
CASA GOYO
Fachada al chaflán
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Introducción

La popularmente conocida como “casa Goyo”, en referencia al apodo de su promotor, constituye la culminación de la ejecutoria de Manuel de Cárdenas durante la segunda década de siglo XX, centrada en magnos edificios residenciales que marcan el traslado de las clases adineradas locales al moderno Ensanche. A partir de las experiencias precedentes (casas Lorenzana, Ciriaco o Lubén) este proyecto representa la muestra más elaborada del proceso de depuración de los recursos distributivos, técnicos, y estilísticos que acabarán por conformar el modelo residencial de la burguesía en el primer tercio del siglo XX.
Cooperan a este papel, dos factores tan singulares como determinantes: su formidable empaque y un emplazamiento conspicuo. En efecto, la parcela -de 350 m2- ocupa una posición privilegiada como parte del tridente más destacado y céntrico del trazado del Ensanche, formado por la convergencia de tres ejes de primer orden (calle Ramón y Cajal, avenida Padre Isla y Gran Vía de San Marcos). Por añadidura, la planta del solar resulta muy apropiada para la implantación de un edifico emblemático pues se trata de un cuadrilátero con un gran desarrollo longitudinal, de 30 m, que se afila hacia la plaza de Santo Domingo para formar en el extremo un chaflán de 12 m.
Además, mientas que sus antecesores levantan una media de 5 plantas, la casa Goyo sube hasta ocho, llegando a alcanzar una altura de cornisa sin precedentes, de 22 m más el sotabanco amansardado. Esta práctica duplicación del número de pisos vino posibilitada gracias a la incorporación, por vez primera en la ciudad, del ascensor mecánico
En resumen, por situación, magnitud e instalaciones técnicas, este edificio fue en el momento de su construcción el más significado y avanzado de la ciudad.

Descripción y análisis

La planta tipo es simétrica y compacta, con dos núcleos de escalera y ascensor dispuestos en el centro del solar, espalda contra espalda. Esta duplicidad de los elementos de comunicación vertical es la primera muestra local del principio de segregación jerárquica de los accesos (principal y de servicio), que posteriormente se generalizará en el parque inmueble residencial destinado a los más ricos.
Cada piso alberga tres viviendas, dos iguales que dan a las calles laterales y la tercera al chaflán. Varios patios de luces de tamaños diversos posibilitan el aprovechamiento de las zonas internas que se destinan en general a las funciones más íntimas o de servicio.
En el diseño de la estampa del edificio -la faceta más importante del proyecto- Cárdenas aplicó los recursos compositivos que venía ensayando para llevarlos a su expresión más acabada.
En primer lugar, la simetría, tanto en la globalidad del volumen como en cada una de sus alzados. También la descomposición tripartita, fragmentando los paños con balcones corridos que delimitan las franjas del zócalo y la cornisa, esta última duplicada en proporción con la altura total, así como la repetición de un número limitado de tipos de huecos, empleando en general la solución adintelada con el contrapunto de arcos carpaneles o de medio punto que se reservan para situaciones singulares, bajo los balcones y la cornisa o en la coronación del torreón central que preside el chaflán.
El conjunto ofrece una imagen eminentemente vertical, subrayada por las pilastras que recorren toda la altura de las fachadas, sin interrupción, y enfatizada por un potente pináculo troncopiramidal que recrea las cúpulas de las casas Ciriaco o Lubén con una forma geométrica más sencilla de ejecutar.
La panoplia decorativa se concentra en las líneas horizontales de balcones que marcan la separación entre las tres partes del alzado y en la cornisa, que recibe un tratamiento similar, con un peto abalaustrado.
El sistema constructivo es mixto, con muros de carga de fábrica de ladrillo en el perímetro, los patios y las cajas de escalera junto a pórticos a base de perfiles de acero laminado que salvan luces muy generosas -hasta 5,85 m-, particularmente útiles para conseguir una planta comercial diáfana.
Los forjados son de viguetas de acero y bóvedas de rasilla, una solución que dos años después convertirá en anticuada el hormigón armado empleado a estos efectos en la vecina casa Roldán.
 

Bibliografía

E. ALGORRI GARCÍA; R. CAÑAS APARICIO; F. J. GONZÁLEZ PÉREZ: León. Casco Antiguo y Ensanche. Guía de Arquitectura, Colegio Oficial de Arquitectos de León, León, 2000, pp. 166-167.

M. SERRANO LASO: La arquitectura de León entre el historicismo y el racionalismo. 1875-1936, Universidad de León, León, 1993, p. 229.